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ENERGÍA A PARTIR DE RESIDUOS: ENTRE LA SOSTENIBILIDAD Y EL DEBATE SOCIAL


Del oro negro al oro verde
Energía a partir de residuos: entre la sostenibilidad y el debate social

CÓMO CONVERTIR LOS RESIDUOS ORGÁNICOS EN ENERGÍA SIN GENERAR NUEVOS IMPACTOS EN EL TERRITORIO


La reciente información publicada en Canarias7 —Gran Canaria ya transforma 250 toneladas de biorresiduos en compost cada mes— pone en valor una tendencia que crece con fuerza: los residuos orgánicos pueden convertirse en un recurso energético y agrícola fundamental. Este avance invita a abrir una conversación más amplia sobre el papel que puede desempeñar la energía generada a partir de los residuos, una tecnología con un enorme potencial, pero también con debates intensos cuando se plantea su implantación cerca de zonas habitadas.


La clave está en entender qué se está haciendo en Canarias, en España y en otros países, cuál es el marco normativo que regula estas instalaciones, qué dice la ciencia sobre sus beneficios y riesgos, y qué soluciones existen para garantizar una convivencia social y ambiental adecuada.


¿EN QUÉ CONSISTE PRODUCIR ENERGÍA A PARTIR DE LOS RESIDUOS?


La tecnología más extendida hoy es la digestión anaerobia, un proceso biológico donde microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno. De este proceso se obtienen dos productos principales:


  • Biogás, que puede transformarse en electricidad, calor o biometano para vehículos y redes de gas.

  • Digestato, un fertilizante orgánico de alto valor agrícola.


Numerosos estudios de la Agencia Internacional de la Energía, la Comisión Europea y centros de investigación como el CIEMAT han analizado este proceso y coinciden en que ayuda a reducir emisiones, aprovechar residuos y generar energía renovable con impacto local.


¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO ACTUALMENTE EN CANARIAS?


El Archipiélago avanza en la valorización de residuos orgánicos, aunque a distintas velocidades según la isla.


En Gran Canaria, la red de compostaje se está ampliando y la recogida selectiva del orgánico consolida su crecimiento. También se están estudiando soluciones de biogás que se adapten a las particularidades del territorio insular.


En Tenerife, el Complejo Ambiental de Arico ha explorado proyectos de biogás, aunque su desarrollo ha sido limitado y acompañado de debate público por la capacidad del complejo y la gestión de los residuos.


En otras islas, como La Palma o Lanzarote, existen proyectos vinculados a ganadería, agricultura o pequeñas industrias, aunque aún en etapas iniciales.


Uno de los grandes retos de Canarias es impulsar soluciones descentralizadas, con plantas pequeñas y próximas a los generadores de residuos —por ejemplo, hoteles, industrias alimentarias o explotaciones agrícolas— reduciendo así transporte, molestias y emisiones.


LA SITUACIÓN EN ESPAÑA


LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

El país cuenta con más de 200 plantas de biogás y se encuentra en una fase de impulso gracias al PNIEC y a los programas de apoyo a las energías renovables. Regiones como Cataluña, Aragón, Navarra o Galicia lideran este desarrollo, sobre todo en zonas agrícolas y ganaderas. Madrid y el País Vasco están apostando con fuerza por el biometano como combustible para flotas de transporte y redes urbanas.


Sin embargo, el ritmo es desigual y, en algunos casos, la instalación de plantas cerca de núcleos poblacionales ha generado rechazo vecinal por olores, tráfico de camiones y falta de claridad sobre los impactos reales..


EUROPA: REFERENTE EN BIOENERGÍA SOSTENIBLE


La Unión Europea considera que el biogás y el biometano son piezas esenciales para la descarbonización. Países como Dinamarca, Alemania o Francia muestran cómo impulsar esta tecnología desde modelos cooperativos, transparentes y con fuerte integración territorial.


En Dinamarca, por ejemplo, más del 30% del gas consumido procede ya del biometano. En Francia, la participación de agricultores y comunidades locales es una parte clave del éxito y la aceptación social. Alemania, aunque con un modelo más industrial, ha aprendido a limitar impactos negativos mediante controles estrictos y mejor diseño de las plantas.


PERSPECTIVA INTERNACIONAL


En otras regiones del mundo, la situación es diversa. Brasil e India han desarrollado miles de biodigestores rurales y comunitarios; Estados Unidos impulsa plantas de biometano para transporte pesado; y China ha construido grandes instalaciones industriales, aunque con retos ambientales asociados a su rápida expansión.


En general, los conflictos se reducen cuando estas tecnologías se explican con claridad, se integran en el territorio de manera responsable y generan beneficios visibles para la comunidad local.


LAS POLÉMICAS QUE ACOMPAÑAN A ESTE TIPO DE PLANTAS


La valorización energética de residuos orgánicos es técnicamente sólida, pero las preocupaciones ciudadanas son reales. Los motivos más habituales del rechazo social incluyen:


  • Olores, especialmente en instalaciones donde la gestión no es óptima.

  • Tráfico de camiones que transportan residuos en zonas residenciales.

  • Confusión entre una planta de biogás (proceso biológico) y una planta incineradora (proceso térmico), mucho más problemática.

  • Impacto visual, si las infraestructuras no se integran adecuadamente.

  • Falta de transparencia, cuando no se comunican los datos sobre emisiones, funcionamiento o beneficios locales.


Estas preocupaciones no deben ignorarse: forman parte esencial de la implantación responsable de cualquier tecnología ambiental.


MARCO NORMATIVO: EXIGENCIAS Y GARANTÍAS


En España y Canarias, estas plantas se rigen por la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, la normativa sobre fertilizantes, las regulaciones autonómicas en materia de calidad del aire y planificación territorial, y controles específicos sobre emisiones, olores y vertidos.


La Unión Europea, a través de la Directiva de Energías Renovables (RED III), exige criterios cada vez más estrictos para el biometano, como trazabilidad completa, evaluación de sostenibilidad y límites de emisiones en toda la cadena.


El marco legal es robusto y garantiza la seguridad ambiental; los desafíos aparecen cuando la aplicación no es homogénea o cuando la comunicación con la ciudadanía es insuficiente.


LO QUE DICE LA CIENCIA SOBRE VENTAJAS Y RIESGOS


Los estudios científicos coinciden en que las ventajas de la digestión anaerobia son relevantes:


  • Reducción de emisiones de metano procedentes de los vertederos.

  • Sustitución de combustibles fósiles por energía renovable.

  • Producción de fertilizantes orgánicos que mejoran la calidad del suelo.

  • Reducción del transporte si el biometano se consume localmente.

  • Creación de empleo especializado y economía circular.

  • Sinergias con modelos agrícolas regenerativos.


También existen desafíos a tener en cuenta:


  • Inversiones iniciales elevadas.

  • Dependencia de una recogida selectiva del orgánico con bajo nivel de impropios.

  • Necesidad de personal técnico especializado.

  • Posibles molestias por olores en caso de mala gestión.

  • Riesgo de conflicto social si la ubicación no se estudia adecuadamente.


La conclusión científica es clara: cuando estas plantas se diseñan, gestionan y ubican adecuadamente, sus beneficios superan ampliamente sus impactos.


SOLUCIONES PARA GARANTIZAR SU ACEPTACIÓN Y CONVIVENCIA


La experiencia internacional muestra que la aceptación social aumenta cuando las plantas se integran en el territorio con criterios de responsabilidad y transparencia. Las medidas más efectivas incluyen:


  • Optar por plantas pequeñas y modulares, adaptadas al entorno.

  • Ubicar estas instalaciones en zonas industriales, agrícolas o de transición, no en áreas residenciales.

  • Publicar datos en tiempo real sobre emisiones, olores y funcionamiento.

  • Ofrecer participación real a administraciones, agricultores y ciudadanía.

  • Aplicar tecnología avanzada de sellado y control de olores.

  • Integrar visualmente las instalaciones en el paisaje.

  • Garantizar beneficios locales, como suministro energético, abono o reducción de costes de gestión.


UNA OPORTUNIDAD ESTRATÉGICA SI SE HACE BIEN


La generación de energía a partir de residuos orgánicos representa una oportunidad relevante para avanzar hacia un modelo energético más sostenible y alineado con la economía circular. Su implantación debe hacerse con rigor técnico, transparencia y participación ciudadana, evitando errores que en la actualidad están generando tensiones innecesarias.


Canarias tiene el potencial para convertirse en un referente en esta materia si apuesta por soluciones descentralizadas, eficientes y bien integradas en el territorio. Con una planificación adecuada, estas tecnologías pueden impulsar empleo local, reducir emisiones, mejorar la gestión de residuos y desarrollar un modelo energético más limpio y resiliente.

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