TURISMO "BASURA" EN CANARIAS: CUANDO EL PARAÍSO SE CONVIERTE EN VERTEDERO
- Juan Pedro Dyangani Ose

- 8 jul
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 jul

LAS ISLAS CANARIAS ANTE EL RETO DE LOS RESIDUOS TURÍSTICOS
Las Islas Canarias, un paraíso natural en medio del Atlántico, reciben cada año más de 13
millones de turistas. Esta cifra, que en términos económicos representa prosperidad,
empleo y desarrollo, también trae consigo un desafío que no siempre se pone en primer
plano: la generación masiva de residuos.
En los municipios turísticos canarios, especialmente en las zonas costeras, la presión
sobre los sistemas de recogida y tratamiento de residuos se dispara. Playas abarrotadas,
paseos marítimos llenos de envases desechables, y alojamientos turísticos que no
siempre separan correctamente los residuos son solo la punta del iceberg. La gestión de
esta "basura turística" supone un coste altísimo para las administraciones públicas, tanto
en términos económicos como ambientales. Además, muchas veces son los residentes
locales quienes terminan pagando... en calidad de vida, en impuestos, en saturación de
los servicios, los excesos del turismo.
Pero este no es un problema exclusivo de Canarias. Junto a Baleares, Cataluña, Andalucía, la Comunidad Valenciana y Madrid, estas seis comunidades autónomas concentran casi el 90% del turismo internacional en España. Y todas ellas enfrentan el mismo dilema: ¿Cómo equilibrar el beneficio económico del turismo con su huella ecológica?
TURISMO "BASURA" EN CANARIAS: UN MODELO TURÍSTICO INSOSTENIBLE
La denominación de turismo "basura" en Canarias no es algo trivial. La generación de residuos durante las temporadas altas se multiplica. En zonas como
Mallorca o la Costa del Sol, los residuos diarios por persona pueden duplicarse en
comparación con los meses de baja ocupación. Y si bien hay planes de limpieza y
reciclaje, muchos de estos esfuerzos se pierden por falta de trazabilidad, escasa
participación ciudadana o simplemente porque no hay incentivos reales para que los
turistas y negocios locales separen correctamente sus residuos, especialmente los
orgánicos, que representan cerca del 40% del total generado.
APRENDIENDO DE FUERA: SOLUCIONES INTERNACIONALES
En destinos como Ámsterdam, Copenhague o Vancouver, se están implementando
sistemas de reciclaje inteligente que conectan al turista con la gestión de residuos desde
el primer momento. Algunos ejemplos:
Hoteles que premian con descuentos a los huéspedes que separan sus residuos.
Aplicaciones móviles que rastrean el reciclaje en tiempo real y ofrecen incentivos
sostenibles.
Normativas que obligan a los alquileres turísticos a entregar bolsas compostables
con instrucciones multilingües para separar los residuos orgánicos.
Estos modelos no solo mejoran los índices de reciclaje, sino que generan conciencia en
el visitante, reforzando un turismo más responsable y comprometido con el entorno que
lo acoge.
¿Y SI INCENTIVAMOS LA TRAZABILIDAD DESDE EL ORIGEN?
En este contexto, uno de los grandes retos, y también una de las mayores oportunidades,
es lograr una trazabilidad real del residuo orgánico, desde que se genera hasta que se
transforma en compost o energía. Para ello, se necesita la colaboración de todos los
agentes del ecosistema turístico:
Turistas: que puedan identificar de forma sencilla cómo y dónde separar residuos.
El uso de bolsas compostables con códigos QR trazables, por ejemplo, permitiría
saber en qué alojamiento se generó ese residuo y cómo se ha gestionado.
Viviendas vacacionales y hoteles: que integren sistemas de separación con
incentivos, formación para el personal de limpieza y registros digitales de buenas
prácticas.
Restaurantes y cafeterías: que no solo separen en cocina, sino que hagan
partícipes a sus clientes, incorporando tecnología para medir y reportar su
compromiso con el reciclaje orgánico.
Este enfoque, además de reducir los costes de gestión municipal, abriría la puerta a
sistemas de recompensas circulares, como tokens, descuentos o certificaciones
sostenibles.
EL TURISMO DEL FUTURO SE CONSTRUYE CON LOS RESIDUOS DEL PRESENTE
Convertir el residuo en un recurso visible, trazable y con valor es una de las claves para
transformar el modelo turístico actual. No basta con colocar más papeleras o
contenedores de colores o lanzar campañas informativas; hace falta innovación,
tecnología y compromiso.
Canarias, con su ecosistema frágil y su enorme atractivo turístico, puede ser punta de
lanza en este cambio de paradigma. Pero para ello, es esencial que administraciones,
empresas turísticas y ciudadanía (local y visitante) colaboren en una nueva cultura del
residuo que nos acerque a un turismo verdaderamente sostenible.


