EL REGRESO DEL TRUEQUE
- Juan Pedro Dyangani Ose 
- 13 ago
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 20 ago

SOLIDARIDAD, INNOVACIÓN Y NUEVAS FORMAS DE INTERCAMBIAR VALOR
Escribir sobre el trueque nace de una inquietud personal y profesional: explorar alternativas reales para una sociedad más solidaria y resiliente. Me gusta pensar que, a pesar de la hiperconectividad y la economía digital, aún hay espacio para formas de intercambio mucho más humanas y directas. Este interés se reavivó tras descubrir Tenetrueca, un portal canario donde el trueque es la base para construir redes de apoyo mutuo y fomentar el consumo responsable en las islas.
¿QUÉ ES TENETRUECA Y POR QUÉ EL REGRESO DEL TRUEQUE ME HA INSPIRADO?
Tenetrueca es una plataforma creada en Canarias que recupera el espíritu del trueque, adaptándolo al siglo XXI. No se trata solo de intercambiar objetos —aunque esto es parte esencial—, sino también de compartir tiempo, habilidades y servicios entre personas que buscan generar impacto positivo en su entorno. La web es sencilla, directa y abierta: basta registrarse, publicar lo que ofreces o necesitas, y empezar a conectar con otras personas dispuestas a colaborar. El resultado es una red de confianza que va más allá del dinero, recuperando el valor de la palabra, el compromiso y la comunidad.
Lo más interesante es cómo esta iniciativa se posiciona como alternativa sostenible: favorece la reutilización, reduce residuos y promueve el consumo consciente, alineándose plenamente con los valores de modoBIM y la cultura de impacto positivo que queremos impulsar.
UN POCO DE HISTORIA Y SU VALOR EN LA ACTUALIDAD
El trueque no es ninguna novedad: es la forma de intercambio más antigua que existe, presente en todas las culturas y épocas. Durante siglos, comunidades de todo el mundo han intercambiado bienes, alimentos o servicios sin necesidad de dinero. En momentos de crisis —guerras, desastres naturales, recesiones económicas— el trueque resurge con fuerza, recordándonos su capacidad para mantener unida a la sociedad.
Hoy, en pleno siglo XXI, el trueque cobra un nuevo significado gracias a la tecnología. Portales como Tenetrueca demuestran que la innovación puede consistir, simplemente, en volver la mirada hacia lo esencial: la cooperación, la confianza y el apoyo mutuo.
EL TRUEQUE EN ESPAÑA, EUROPA Y EL MUNDO: CASOS Y TENDENCIAS
En España, además de Tenetrueca, proliferan los bancos de tiempo y los mercados de intercambio local. En los bancos de tiempo, por ejemplo, una hora de ayuda informática se puede intercambiar por una hora de clases de idiomas o ayuda en el jardín. En Barcelona y Madrid, los mercados de trueque reúnen a cientos de personas cada año para intercambiar libros, ropa, juguetes y objetos cotidianos.
En Europa, iniciativas como TimeRepublik o las redes LETSystems han creado comunidades de miles de personas. En Italia, los bancos del tiempo de Roma es un referente en integración social, facilitando el intercambio entre personas mayores y jóvenes, inmigrantes y residentes, en una lógica de cooperación intergeneracional.
A escala global, países como Argentina y Brasil experimentaron en los años 90 una auténtica explosión de clubes de trueque en respuesta a la crisis económica, llegando a mover millones de intercambios. En Estados Unidos, plataformas como Bartercard o Tradebank han profesionalizado el intercambio entre empresas, mostrando que el trueque puede adaptarse tanto al ámbito local como al empresarial.
RETOS Y OPORTUNIDADES PARA UNA ECONOMÍA MÁS HUMANA
A pesar de su potencial, el trueque digital afronta retos importantes. La confianza sigue siendo clave: muchas personas todavía dudan de su eficacia o temen fraudes. Además, encontrar equivalencias de valor entre lo que se ofrece y lo que se necesita no siempre es sencillo.
Sin embargo, cada vez más comunidades apuestan por fórmulas híbridas: monedas sociales, plataformas con sistemas de reputación y eventos presenciales que refuercen la confianza. En Canarias, el carácter cercano y colaborativo de la sociedad insular puede ser un terreno fértil para este tipo de soluciones, sobre todo si se combinan con iniciativas como las que propone modoBIM (gamificación, incentivos, colaboración, etc.).
REFLEXIÓN CRÍTICA Y DESEO DE CAMBIO
Aunque estas plataformas de trueque y bancos de tiempo son inspiradoras, todavía existen retos para que se conviertan en una alternativa a gran escala: la falta de confianza inicial, la dificultad para encontrar equivalencias de valor entre servicios y la necesidad de una tecnología que sea accesible a todos los públicos.
Sin embargo, la crisis climática, la desigualdad y la soledad urbana hacen cada vez más urgente replantear cómo intercambiamos valor. ¿Por qué no aprovechar la digitalización para crear redes de apoyo solidario y sostenible, donde lo importante no sea cuánto tienes, sino cuánto puedes aportar y compartir?.
¿QUÉ PODEMOS APRENDER DEL TRUEQUE PARA EL FUTURO?
Más allá del intercambio material, el regreso del trueque nos invita a repensar nuestras relaciones y nuestro consumo. Nos recuerda que hay otras formas de riqueza: el tiempo, el conocimiento, la ayuda mutua o el simple hecho de sentirnos parte de una comunidad. Adoptar el trueque —aunque sea de manera parcial o puntual— puede ayudarnos a consumir menos, reutilizar más y fortalecer redes de solidaridad.
Desde modoBIM queremos seguir visibilizando estos proyectos, aprender de sus éxitos y también de sus limitaciones. Porque sí, el trueque puede ser imperfecto, pero también es una llamada a la acción para redescubrir el valor de lo colectivo y lo local.


