Por qué las empresas niegan el teletrabajo (aunque saben que funciona)
- Juan Pedro Dyangani Ose 
- 1 oct
- 4 Min. de lectura

DEL ÉXITO DEMOSTRADO DURANTE LA PANDEMIA AL REGRESO FORZADO A LAS OFICINAS
Cuando la pandemia irrumpió en nuestras vidas en 2020, el teletrabajo dejó de ser una opción marginal para convertirse, de la noche a la mañana, en la única alternativa para millones de profesionales y empresas. Aquello que muchos directivos habían considerado durante años “impracticable” o “ineficiente” se demostró no solo posible, sino en muchos casos productivo, innovador y beneficioso para las personas y el planeta.
Sin embargo, apenas unos años después, asistimos a un giro curioso: grandes tecnológicas como Apple, Google o Amazon, junto con multitud de compañías tradicionales, están imponiendo un regreso obligatorio a la oficina, al menos varios días a la semana. ¿Por qué tanto empeño en recuperar la presencialidad cuando la digitalización y la cultura de trabajo flexible demostraron su potencial?
En este artículo analizamos las causas de esta negación del teletrabajo y defendemos, con visión crítica pero constructiva, las ventajas que aún ofrece, especialmente para los profesionales que pueden desempeñar sus tareas a distancia.
EL ESPEJISMO DE LA PRODUCTIVIDAD PRESENCIAL
Uno de los argumentos más repetidos por las empresas que fuerzan el regreso a la oficina es la productividad. Se sostiene que el trabajo presencial favorece la colaboración, la innovación espontánea y el control del rendimiento.
Pero los datos cuentan otra historia. Durante la pandemia, múltiples informes demostraron que, en entornos bien organizados, la productividad se mantuvo o incluso creció. La reducción de interrupciones, la eliminación de tiempos de desplazamiento y la mayor autonomía para gestionar la jornada fueron factores determinantes.
Detrás del impulso a la presencialidad late una cultura de desconfianza: la idea de que solo viendo a los empleados en sus puestos se puede garantizar que trabajan. Esta mentalidad, más propia del siglo XX que de la era digital, pasa por alto que el verdadero rendimiento no se mide en horas delante de una pantalla, sino en resultados tangibles y objetivos alcanzados.
¿QUÉ PREOCUPA REALMENTE A LAS EMPRESAS?
Más allá de los discursos oficiales, hay razones profundas que explican esta resistencia:
- Cultura corporativa y control: muchos directivos sienten que pierden cohesión cultural y poder cuando los equipos están dispersos. El teletrabajo exige confianza y liderazgo basado en resultados. 
- Infraestructuras costosas: las sedes físicas son inversiones multimillonarias. Mantener edificios semivacíos es difícil de justificar ante accionistas. 
- Innovación por fricción: se argumenta que las mejores ideas surgen en encuentros casuales de oficina. Aunque la serendipia tiene valor, también se pueden diseñar entornos virtuales que la estimulen. 
- Desigualdad sectorial: en industrias donde la presencialidad es inevitable (producción, sanidad, logística), el teletrabajo administrativo genera tensiones. Muchas empresas prefieren imponer una política homogénea. 
LO QUE DICEN LOS EMPLEADOS: NO QUIEREN RENUNCIAR
Un dato reciente lo deja claro: según la encuesta europea “Expectativas del Consumidor” del Banco Central Europeo (BCE), publicada en septiembre de 2025, siete de cada diez trabajadores rechazan bajarse el sueldo a cambio de teletrabajar. Esto evidencia que los profesionales valoran tanto el teletrabajo que lo consideran parte de sus derechos y condiciones, no un “beneficio extra” por el que deban sacrificar salario.
La conclusión es clara: el teletrabajo ya no se percibe como una concesión de la empresa, sino como un pilar de la nueva cultura laboral que los empleados no están dispuestos a perder.
LAS VENTAJAS QUE LAS EMPRESAS NO QUIEREN ADMITIR
Frente a la narrativa de la “productividad presencial”, el teletrabajo sigue ofreciendo beneficios innegables:
- Conciliación y salud mental - Menos desplazamientos y más flexibilidad significan menos estrés, más motivación y mayor bienestar. 
- Reducción de huella ambiental - Cada trayecto evitado es una reducción en emisiones. Apostar por teletrabajo también es apostar por sostenibilidad. 
- Atracción y retención de talento - El mercado laboral es competitivo. Obligar a la presencialidad puede provocar fuga de talento hacia empresas más flexibles. 
- Inclusión y oportunidades globales - Facilita el acceso a quienes viven lejos de centros urbanos, tienen movilidad reducida o necesitan horarios adaptados. 
- Foco en resultados, no en horas 
La gestión remota obliga a evaluar entregables y objetivos, un enfoque más saludable y eficaz que el presentismo.
EL CASO DE MODOBIM: CONFIANZA Y EFICIENCIA EN REMOTO
En modoBIM sabemos por experiencia que el teletrabajo funciona. Llevamos más de tres años trabajando en remoto, desde el inicio del proyecto tokenMYs, con una filosofía basada en la confianza, el uso de metodologías ágiles (sprints de dos semanas) y herramientas como Jira y Slack.
El resultado es incuestionable:
- La satisfacción del equipo es máxima. 
- La eficiencia con el teletrabajo es inmejorable. 
- Hemos consolidado un modelo que nos permite innovar y colaborar sin barreras físicas, alineado con nuestra visión de sostenibilidad e impacto positivo. 
Este ejemplo demuestra que, lejos de ser un obstáculo, el trabajo remoto puede convertirse en un motor de cohesión, innovación y rendimiento.
HACIA UN MODELO HÍBRIDO Y SOSTENIBLE
El debate no debería ser teletrabajo vs. oficina, sino cómo diseñar un modelo híbrido inteligente que combine lo mejor de ambos mundos.
- Flexibilidad real: diferenciar qué tareas requieren concentración individual (mejor en remoto) y cuáles se benefician de encuentros presenciales. 
- Herramientas digitales robustas: invertir en plataformas que potencien la colaboración virtual. 
- Cultura basada en la confianza: formar líderes capaces de gestionar equipos distribuidos midiendo resultados, no horas de conexión. 
- Oficinas rediseñadas: espacios de encuentro, creatividad y cultura, no de control rutinario. 
- Políticas verdes: vincular la reducción de desplazamientos al compromiso ambiental de la empresa. 
UNA OPORTUNIDAD PARA CANARIAS Y TERRITORIOS INSULARES
Desde modoBIM, subrayamos que el teletrabajo no solo transforma empresas: también territorios. En lugares como Canarias, con conectividad digital creciente y calidad de vida excepcional, es una palanca para atraer talento internacional, diversificar la economía y reducir la presión del turismo masivo.
Convertir las islas en un laboratorio de innovación laboral híbrida encaja con nuestra visión de sostenibilidad e impacto positivo.
ELEGIR CONFIANZA, NO CONTROL
La “negación del teletrabajo” es, en gran medida, una resistencia cultural. La experiencia de la pandemia demostró que funciona y que puede mejorar productividad, sostenibilidad y calidad de vida. El reto ahora no es volver atrás, sino avanzar hacia modelos híbridos más flexibles e inclusivos.
Más que forzar la presencialidad, necesitamos empresas capaces de construir confianza, medir resultados y diseñar entornos colaborativos más allá de las paredes de la oficina. Ese será, sin duda, el camino hacia un futuro laboral más justo, innovador y sostenible.



